Sí, como dice el título de esta nota: me gusta hablar sobre música con otros colegas, ya sean clarinetistas como yo, o toquen cualquier otro instrumento, o con cantantes, directores, compositores, investigadores, etc.
La música es mi vocación y pasión. En cuanto veo una oportunidad propicia, cuando encuentro algún interlocutor dispuesto, ahí estoy listo para debatir sobre interpretación musical, sobre obras, compositores, estilos, historia de la música, composición, forma, experiencias musicales, estudio cotidiano, pedagogía, y tantos temas más, ya sea de música académica como popular. Quienes me conocen pueden dar fe de esto :-)
¿Y por qué se me ocurrió escribir esta nota? Porque lamentablemente, muchas veces siento que son pocos los colegas que disfruten hablando de música. Y me quedo con las ganas de hacerlo más.
Una vez, un director de orquesta con quien yo charlaba mucho antes y después de los ensayos (siempre muy interesante y divertido lo que hablábamos) me dijo que yo era un instrumentista atípico, confesándome que de todo el organismo solamente hablaba de música conmigo.
Por ejemplo, cuando empezamos a ensayar una obra nueva, o aparece un nuevo director, o encaramos una obra compleja o muy conmovedora, ¿cómo podemos no charlar ALGO después con un compañero en el intervalo o en el café? Para mí, la música es sagrada, pero no lo digo en el sentido de que la considere "seria" o "solemne", sino por la PASIÓN que me moviliza. Incluso en esos días en que por algún motivo no me siento bien, al momento de empezar a tocar, la música me enciende y no puedo ser indiferente a ella.
Es maravilloso tener pasión por la música y que uno pueda tener la oportunidad de dedicarse a ella como profesional.
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